COMENTARIO
Identificación. La pintura titulada “Venus abrazada por Cupido” es obra del pintor italiano del Renacimiento Agnolo di Cosimo, llamado Bronzino (1503-1572). Está datada en 1546. En la actualidad, se encuentra ubicada en la National Gallery, de Londres.
Análisis iconográfico. En ella aparece Venus, la diosa pagana del amor, abrazada de manera muy sugestiva y erótica por el joven Cupido. A la derecha del grupo central vemos a un niño con cara de felicidad que, al parecer, representa el Placer. Detrás suyo vemos una extraña muchacha vestida de verde con cuerpo de serpiente que, probablemente simboliza el Engaño, cualidad que suele acompañar al Amor. A la izquierda del grupo central aparece una vieja rabiosa, que representa a los Celos y, que también suele acompañar al Amor. En la parte superior de la obra vemos dos figuras: el hombre es el Padre Tiempo, al que reconocemos por el reloj de arena; la mujer representa la Verdad. El Tiempo es el que advierte de las muchas complicaciones que acechan a ese tipo de amor lujurioso aquí representado, mientras que la mujer desenmascara la difícil combinación de terrores y placeres que, inevitablemente, comportan los dones de Venus. Por todo ello, podemos deducir que el cuadro nos transmite una moraleja: que los celos y el engaño pueden ser los acompañantes del amor, del mismo modo que lo es el placer.
Esta alegoría de Bronzino nos aporta información sobre la sociedad cortesana del momento: refinada intelectualmente, que gustaba de acertijos y adivinanzas y que inventaba sofisticados juegos por medio del arte. La obra fue un encargo del rey Francisco I de Francia.
Análisis técnico. Todo el espacio de la obra está ocupado por objetos y figuras, y no hay lugar para que la vista descanse. Este aspecto está relacionado con el espíritu y el tema de la obra: la agitación y la falta de decisión. El amor, el placer, el engaño y los celos enredados y mezclados formando una estructura compleja.
Por otra parte, observamos que la disposición de los personajes permiten describir un rectángulo formado por dos “L”. Venus y Cupido forman una “L” siguiendo la forma del cuadro; el Placer y el Padre Tiempo están dispuestos formando una “L” invertida, que equilibra la anterior.
Las figuras representadas parecen frías, casi de mármol. Esa sensación se ve intensificada por los colores utilizados, también de la gama de los fríos, como los azules claros, azules oscuros, verdes y blanco de nieve. Sólo utilizó como color cálido el rojo del almohadón donde se arrodilla Cupido. Toda esta frialdad contrasta con la actividad sensual de algunos personajes. De esta forma, se establece una especie de tensión entre las formas, los colores y el tema. Además, el dibujo es minucioso.
Análisis estilístico. La obra cabe incluirla dentro del estilo conocido como Manierismo, en el cual la influencia de Miguel Ángel es patente. La búsqueda del movimiento a través de escorzos violentos, la intensidad de los colores, el abigarramiento de imágenes y la complejidad de las composiciones son características fundamentales de este estilo y que podemos apreciar en la obra de Bronzino.
Contexto histórico. El Manierismo se encuadra dentro de la época del Renacimiento. Éste puede dividirse en varios períodos que se suceden en el tiempo, como son: Quattrocento (siglo XV), Cinquecento (primeras décadas del siglo XVI) y Manierismo (desde 1520, aproximadamente). Para los contemporáneos, el Manierismo era considerado un período decadente. De ahí que a lo largo de los siglos posteriores prácticamente no se tuvieron en cuenta loa artistas de dicho período. Fue en el siglo XX cuando empezó a tomarse en consideración, como una reacción a las formas clásicas, como una confrontación a la ortodoxia. Así, se convirtió en un movimiento anti-clásico. El término manierismo se tomó del italiano “maniera”, que hace referencia a una forma muy personal de entender el arte. Se inició hacia 1520, a partir de las últimas obras de Rafael y las primeras de Miguel Ángel, al que se considera como el iniciador y máximo representante del mismo. Sin embargo, algunos estudiosos del arte también señalan como iniciadores del Manierismo a Pontormo y Rosso en Florencia. Como causas de su aparición hay que señalar la crisis de la sociedad provocada por las guerras de religión, el saco de Roma de 1527 y las tensiones entre los Estados, así como la reacción de la Contrarreforma, lo que contribuyó a un cambio de mentalidad. Todo ello permitió la ruptura de los esquemas clásicos propios de este movimiento.
En la nómina del Manierismo se pueden incluir, además de los citados anteriormente, otros pintores como, por ejemplo, Tintoretto, Veronés y el Greco. Bronzino fue discípulo de Pontormo; es uno de los manieristas más destacados del arte intelectual, como ya se ha dicho anteriormente, pero también fue un gran retratista, especialmente de la familia de los Médici.